viernes, 19 de septiembre de 2014

REQUIEM

Se despide de ti una sonrisa
que  iluminó mi rostro
el primer día.—
Se despide de ti una palabra
que acaba de morir recién nacida.—
Una lágrima llega desde el alma
y se aleja sin ver la luz,
vencida.—
Nadie conoce este adiós eterno
porque nadie nos mira.—
Tu imagen se despide de mis ojos
y en ellos se eterniza.—
Con círculos concéntricos
de sombra
la tarde retransmite
mi agonía.—
Dentro de mí
ya doblan las campanas.—
Mi mano dice adiós
y por los dedos,
se me escapa la vida.—

Osvaldo Pérez Silva

El Caracol Marino, I (mayo de 1961), 34; 76.

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