REQUIEM
Se
despide de ti una sonrisa
que iluminó mi rostro
el primer
día.—
Se
despide de ti una palabra
que acaba
de morir recién nacida.—
Una
lágrima llega desde el alma
y se
aleja sin ver la luz,
vencida.—
Nadie
conoce este adiós eterno
porque
nadie nos mira.—
Tu imagen
se despide de mis ojos
y en
ellos se eterniza.—
Con
círculos concéntricos
de sombra
la tarde
retransmite
mi
agonía.—
Dentro de mí
ya doblan
las campanas.—
Mi mano
dice adiós
y por los
dedos,
se me
escapa la vida.—
Osvaldo
Pérez Silva
El Caracol Marino, I (mayo de 1961), 34; 76.
No hay comentarios:
Publicar un comentario